Trabajo inteligente

Javier Morodo

Por mucho tiempo se ha creído que la base del éxito profesional es trabajar lo más que se pueda. Pareciera una gran ventaja competitiva: si estoy dispuesto a trabajar sesenta horas a la semana contra alguien que lo hace durante cuarenta, estaría trabajando cincuenta por ciento más y con ello incrementarían mis probabilidades de tener éxito. 

Pero la realidad es muy distinta. Hoy en día, trabajar inteligentemente -es decir, no solo por cantidad de horas invertidas sino por resultados obtenidos- es más importante. ¿Por qué?

Comencemos por entender un par de conceptos fundamentales: la linealidad y la creatividad.

  • Linealidad. Se refiere a obtener un resultado equivalente (output) derivado de una entrada (input). Esto puede ser expresado matemáticamente como sumas y relaciones directas entre las partes. Lo interesante de este concepto es lo predecible que resulta su funcionamiento y a la regularidad de sus resultados. Estas funciones tienden a representarse con la famosa campana de Gauss, o distribución normal. Por ejemplo, dados los insumos o inputs podemos predecir los resultados en una fábrica de bolsas de papel. Si tenemos una máquina con capacidad de generar 100 bolsas al día con 2 toneladas de papel, 10 obreros y 1,000 megawatts de electricidad, podemos establecer la probabilidad de producir entre 105 ó 95 bolsas, considerando una variación de 5% de la media de 100 bolsas. Este es el concepto funcional del mundo que muchos tenemos por default en la cabeza. 
  • Creatividad. Aunque es un concepto abstracto que muchas veces se relaciona inmediatamente con el arte, es mucho más amplio ya que se refiere a la capacidad para crear o inventar. Es la facilidad de generar asociaciones entre ideas y conceptos conocidos que producen nuevas soluciones. La creatividad es una condición de la cognición humana, que hoy más que nunca puede ser aprovechada en la vida profesional. Suele tener resultados asimétricos, y está mejor descrita por una función de ley de potencias, en donde unas pocas ideas van a producir retornos o impacto de gran magnitud (pensemos en el iPhone) mientras que muchas otras quedarán en el olvido (¿alguien se acuerda de los Segways?)

 

Los transistores, las computadoras y el Internet -los medios tecnológicos que hoy rigen nuestra sociedad, se inventaron hace solo algunas décadas. Sin embargo, muchos de nuestros hábitos laborales siguen atados a la era industrial y a la mentalidad lineal que conlleva. Un ejemplo son los horarios laborales y las oficinas corporativas. El reloj checador y áreas de escritorios están diseñadas para controlar los inputs al sistema y enfocarse en un solo objetivo: que los trabajadores trabajen 40 horas a la semana. Estos procesos tienen razón de ser en una fábrica donde se puede predecir el resultado basado en los inputs, pero es obsoleto cuando un negocio está basado en la creación de ideas o el manejo de información. Hacer esto hoy en día es ridículo, pero aún así lo seguimos haciendo. 

Un profesor me dijo alguna vez que “el futuro ya está aquí, solo que la información de ese futuro no está distribuida equitativamente”. Se refería a los sectores cuyo futuro se puede predecir hoy mediante métodos de probabilidad, a pesar de que aún no se ven materializados los cambios que promete. Desde mi punto de vista, la era de la información y el conocimiento en la que ya estamos es uno de estos sectores. Las empresas más grandes del mundo son las de tecnología de la información (las famosas FAAMG: Facebook, Apple, Amazon, Microsoft y Google). Estamos conectados todo el tiempo, sin importar la distancia geográfica y los husos horarios. El capital humano esta disponible a nivel global, pues con una simple conexión a Internet se abren las puertas para participar en proyectos o construir empresas desde cualquier lugar del mundo. 

En el contexto del trabajo inteligente, la inteligencia es la habilidad de evitar trabajar y aún así lograr que el trabajo se haga. Los retornos de la creatividad son asimétricos y no lineales, con lo que cambia la dinámica tradicional del trabajo. 

Pensar en un nuevo producto o una nueva campaña de marketing, escribir un código para software o una publicación en un blog, grabar un podcast o crear una podcast, crear una presentación para vender una idea; todos esos proyectos potencialmente podrían valer millones, pero realizarlos no toma años. Incluso puede ser cuestión solo de meses, semanas, días o horas. Además, el trabajo creativo suele apalancarse por diseño, lo cual multiplica su valor en el tiempo

Hace décadas teníamos que controlar los inputs o entradas porque, por ejemplo, un leñador, por más fuerte que sea, solo podría cortar hasta un 20% más de madera que otra persona con sus mismas características físicas. Hoy en día, la capacidad de un muy buen programador llega a ser hasta 100 veces mayor que la de un programador promedio. Lo mismo pasa con la gente en marketing, con los innovadores y con los creadores en general. El trabajo creativo no está atado a una profesión específica, sino es un mindset.

De ahora en adelante, el trabajo de todos los humanos se va a volver creativo porque es la creatividad y no la fuerza el verdadero diferenciador que tenemos como especie. Esto va a ocurrir de manera muy pragmática, pues la sociedad en general va a percatarse de esta realidad al tiempo en que la tecnología, la automatización y la inteligencia artificial continúen reemplazando el trabajo industrial, el repetitivo y el de bajo valor cognitivo. 

El modelo de trabajo y nuestra mentalidad al respecto tienen que cambiar. En el futuro tendremos que monitorear outputs o resultados en vez de controlar los inputs o las entradas, pues el trabajo creativo no es predecible. No es una fórmula como lo era en la era industrial. 

Quienes más generan dinero hoy en día están haciendo algún tipo de trabajo creativo que aún no sabemos reproducir para replicarlo a un menor costo. Pensémoslo de esta manera: si pudiera entrenarte para hacer algo, por lo general no pagaría mucho ya que el día de mañana podría reemplazarte por alguien más y pagarle menos. Por otro lado, sí eres un genio en lo que haces y nadie puede replicarlo porque es un trabajo creativo que no sigue algún proceso o fórmula exacta, vas a ganar lo que vales. 

La forma más elevada de la inteligencia humana es el pensamiento creativo. Hoy en día, eso es más importante que trabajar mucho -aunque sí puedes hacer ambas cosas- serás invencible.