Reflexiones del 2022

Javier Morodo

Todos los años aprendemos algo nuevo, nos demos cuenta o no esto sucede. Pero el verdadero regalo es hacerlo consciente ya que de esta forma es cómo mejor se puede aprovechar. Bien dicen que más sabe el diablo por viejo que por diablo, conforme avanzamos en la vida, tal vez no seamos más inteligentes, pero sí somos más sabios. La experiencia es la madre de todo el aprendizaje, ya que la única manera de internalizar el conocimiento es experimentándolo de primera mano.

La vida no es lineal, son ciclos. Nunca he comprendido porqué sucede esto, me imagino que algo tendrá que ver con el orden del universo y las emociones humanas. Muchas veces parece película y por eso siempre recuerdo el dicho que me decía mi madre “esto también pasará”, para bien o para mal, pero todo pasa. Lo cierto es que o se gana o se aprende, detrás de los ciclos hay mucho crecimiento, sobre todo en los momentos más difíciles. Es algo que mientras sucede es muy duro y difícil de comprender, pero con el tiempo una vez que los baches van pasando, la perspectiva hace magia y cambia por completo la experiencia. 

Mi gran amigo Pablo Sanchez Serrano, dice que somos la suma de nuestra realidad fisiológica y nuestras creencias. Es impresionante cómo podemos reducir toda nuestra experiencia humana a estos dos conceptos.

En cuanto a nuestra realidad fisiológica, se refiere a nuestro estado bioquímico y cómo percibimos la realidad tiene mucho que ver con esta “base”. Por otro lado, nuestras creencias actúan como un “lente” con el cual consumimos la realidad. Nos ayudan a evitar el dolor y a actuar de manera autónoma sin tener que pensar todos los días en actividades repetitivas que consumen energía. Sin duda, una de las grandes herramientas que tenemos es nuestro cerebro y la capacidad que este tiene para programar ciertas actividades y formas de absorber conocimiento y experiencias.

Sin embargo, esto también tiene su “dark side”, ya que muchas veces, tanto nuestras creencias, como nuestro estado fisiológico nos juegan en contra. Sobre todo cuando de aprender y sanar se trata, muchas veces debes romper con conceptos anclados y experimentar cierto dolor para llegar a las causas raíz. Esta es la razón por la cual muchas personas se quedan estancadas, ya que no es fácil cuestionar muchos conceptos y enfrentar una realidad fisiológica complicada

A veces, nuestro cerebro y cuerpo parecieran ser “imperfectos”, pero en realidad, están diseñados para adaptarse a un entorno social que ha evolucionado exponencialmente en los últimos milenios. Aunque la evolución de las especies toma decenas de miles de años, nuestra fisiología y cerebro aún se basan en la supervivencia y la memoria de peligros antiguos, como los leones. Sin embargo, en la vida moderna, estos peligros ya no son regulares y necesitamos un nuevo conjunto de habilidades y herramientas para evolucionar y crecer como individuos y, con suerte, ser felices.

Por eso, he decidido escribir y compartir mis mayores aprendizajes cada año. Estos no son una guía para la felicidad ni un decálogo de la verdad, sino simplemente mis reflexiones sobre las experiencias que he vivido y cómo las he entendido en mi momento de vida.

Aquí van: 

  1. La vida son ciclos: La vida es un proceso compuesto por ciclos, alternando momentos de expansión y momentos de contracción. De alguna manera inexplicable, todo está conectado. Como mencioné en un post anterior titulado “Reconectando“, la vida es un proceso en el que todo es perfecto. Personalmente, experimenté varios años de gran expansión, con nuevos desafíos profesionales, nuevos países de residencia, nuevas amistades y muchas más aventuras. Sin embargo, algo no cuajaba dentro de mí, había crecido mucho en el exterior, pero necesitaba sanar y crecer por dentro. Este fue un año de muchas rupturas, de muchos mitos desmontados, de dolor, pero también de gran crecimiento y sanación interna. Crecer duele, esa es la realidad. Pero estos períodos de “contracción” te preparan para tus siguientes ciclos de expansión. Ahora soy más consciente, más en paz conmigo mismo y con mi entorno, lo que me hace más feliz.
  2. Todo es relativo: Es difícil comprender la realidad y entender cómo diferentes personas la perciben y viven. Cada uno hace lo mejor que puede, y a menudo nuestras acciones son motivadas por nuestras creencias y formas de construir significado. Una forma de ampliar nuestra perspectiva es viajar y tener experiencias inmersivas en diferentes culturas. Por ejemplo, en India, la muerte es celebrada debido a sus creencias morales y religiosas, mientras que en Occidente es considerada un evento trágico. La vida es llena de contrastes y es importante evitar juzgar y en cambio, vivirla plenamente.
  3. El éxito no lo es todo: El éxito profesional no es todo lo que importa. Durante los últimos 20 años, mi principal objetivo ha sido mi carrera. Mi inteligencia y mi deseo de sobresalir me ayudaron a crecer rápidamente en la escalera corporativa y a estar en muchas pasarelas profesionales. Sin embargo, en mi afán por alcanzar el éxito, descuidé aspectos importantes de mi vida como mi familia, amigos, salud y tiempo personal. Ahora entiendo que la carrera es solo una parte de mi felicidad, no es toda la felicidad. He cambiado mi enfoque hacia el éxito y busco generar un mayor impacto en los proyectos en los que trabajo, disfrutar más y colaborar con personas que comparten mis valores y visión. Mi objetivo es contribuir, disfrutar y crecer de manera consciente.
  4. Detrás del dolor está el regalo: Durante mi proceso de estados alterados de consciencia, una de las guías me dijo una frase que nunca olvidaré: “Si tan solo los cuervos supieran que donde hay espantapájaros está lleno de comida… no rechacen el dolor, no rechacen el sufrimiento, no rechacen la oscuridad… obsérvenlos, están ahí por algo, algo les quieren decir, abrácenlos, ya que detrás de ellos está el regalo”. Esta frase me hizo reflexionar sobre cómo tendemos a huir de las emociones y sentimientos “negativos” cuando en realidad son señales que nos manda nuestro cuerpo, hay algo a lo que debemos prestar atención, hay algo que sanar, algo que trabajar. Es nuestra mente llegando al inconsciente y percibiendo ese dolor de una experiencia traumática o complicada, es difícil y doloroso, pero ahí está el verdadero regalo. Es importante no rechazar el dolor y abrazarlo para poder entender y superarlo.
  5. La importancia de la gente con la que compartes la vida: Descubrí que lo importante en el viaje de la vida no son las subidas y las bajadas, ni las emociones ni las historias, sino las personas que están contigo mientras las navegas. Siempre he tenido el apoyo de mi familia, amigos y mentores, pero nunca antes había experimentado tanto cariño, apoyo y solidaridad como en este último año. También tuve la oportunidad de viajar solo y esos momentos de soledad me hicieron valorar aún más a las personas queridas en mi vida. Cosechar buenas relaciones y compartir la vida con ellas es, sin duda, la mejor inversión que puedes hacer.
  6. Haz las paces contigo mismo: La soledad es una realidad ineludible, pero también es esencial. A medida que avanzamos en la vida, nos enfrentamos a la inevitabilidad de la muerte y es entonces cuando nos damos cuenta de que la persona con la que debemos establecer una relación más profunda es con nosotros mismos. Sin embargo, en una sociedad y una vida moderna cada vez más exigentes, a menudo nos vemos obligados a actuar en contra de nuestra verdadera naturaleza, lo que nos genera sufrimiento. Esto nos lleva a un conflicto interno, al punto de no poder estar tranquilos y en paz con nosotros mismos. Un estudio (link) demuestra que la gente prefiere recibir descargas eléctricas antes que estar en silencio por una hora. Yo también tuve que hacer las paces conmigo mismo, así que decidí viajar a la India durante un mes y estar en silencio durante varios días en retiros. Aceptar y enfrentar la soledad puede ser difícil, pero es necesario para garantizar nuestra felicidad, ya que la responsabilidad de nuestra felicidad recae únicamente en nosotros mismos.
  7. La vida es sencilla, pero no fácil: Es cierto, el secreto de la vida puede parecer simple: comer bien, hacer ejercicio y dormir adecuadamente. Sin embargo, llevar a cabo estas acciones día tras día puede ser un desafío. El año pasado, unos amigos me recomendaron leer “Los Cuatro Acuerdos” de Don Miguel Ruiz. No fue hasta que vi la serie “Man in the Arena” de Tom Brady, que finalmente decidí leerlo, ya que el jugador mencionó que era su libro favorito. El libro es una reflexión sobre los principios de la cultura Tolteca y su sabiduría es impresionante. Con solo cuatro simples acuerdos se puede vivir una vida llena de felicidad, sencilla pero no fácil, es un trabajo continuo.
  8. La importancia de la compasión: Hay que ser compasivos, especialmente con uno mismo. La compasión es amor universal, es desear el bienestar y estar presente para los demás y para uno mismo. Además de generar un deseo de ayudar, tiene un impacto profundo en nuestra fisiología, produciendo hormonas y neurotransmisores de conexión, amor y felicidad. Para lograrlo, no se requiere más que intención y consciencia, tener presente la compasión y comenzar con uno mismo. Este año aprendí la importancia de ser compasivo consigo mismo y cómo esto puede tener un impacto positivo en mi vida y en las relaciones con los demás.
  9. La verdad sobre las relaciones: A menudo se cree que las relaciones son responsabilidad de dos personas, pero en realidad, las relaciones son responsabilidad de uno solo: de nosotros mismos. Cuando asumimos nuestra responsabilidad completa, somos capaces de lograr lo que nos proponemos en nuestras relaciones. No hay excusas, si queremos mejorar, arreglar o fortalecer una relación con alguien, depende de nosotros. El año pasado, pude reconectar con muchas personas queridas simplemente bajando mi guardia y cambiando mi actitud. El poder está en nuestras manos, es solo cuestión de intención.
  10. La vulnerabilidad es un superpoder: La vulnerabilidad es un aspecto clave para construir conexiones profundas y auténticas con los demás. Al ser sincero y verdadero con nosotros mismos y con los demás, nos permite experimentar la verdadera conexión emocional. Abrir nuestro corazón y compartir nuestras emociones, pensamientos y sentimientos, nos permite conectarnos de manera más profunda con los demás y experimentar una mayor sensación de felicidad y satisfacción en nuestras relaciones. La vulnerabilidad es, en esencia, un superpoder que nos permite conectarnos de manera más profunda con los demás y con nosotros mismos.
  11. El poder de la intención: Durante el último año, descubrí la importancia de la intención en la creación de cualquier cosa. Siempre he creído que para lograr algo es necesario creer en ello, pero me di cuenta de que eso no es suficiente. Es necesario ser intencional en nuestras acciones, relaciones y vida en general. La intención es más que una palabra, es un estado mental que debemos cultivar para lograr nuestras metas. Sin ella, nuestros sueños solo son eso, sueños. Aprendí que el poder de la intención es contagioso y que al ser intencionales en nuestra vida, podemos inspirar a otros a hacer lo mismo.
  12. La intuición: La intuición es una valiosa herramienta que a menudo es subestimada en nuestra sociedad occidental. Durante el año pasado, la redescubrí y aprendí su importancia y poder. La cultura occidental se basa en la lógica y la razón, lo que puede hacernos perder de vista la importancia de la intuición. Sin embargo, ambos aspectos son complementarios y deben trabajar juntos para lograr un equilibrio. El año pasado reencontré mi sentido intuitivo, y aunque a veces mi cerebro racional occidental me pide que la ignore, sé que ahí está y cada vez más intento tenerla presente ya que es un arma letal. 

Muchos aprendizajes y más reflexiones. Es impresionante cómo somos un cúmulo de experiencias y la significación de las mismas. El valor está en aprender, desaprender y reaprender. Nuevamente compruebo que la mejor inversión siempre es en uno mismo, somos nuestro propio motor, para potenciar cualquier área de nuestras vidas, hay que empezar por potenciarnos a nosotros mismos.

A seguir invirtiendo en nosotros mismos.