Todo sobre los IPOs

Javier Morodo

Hace unas semanas hablábamos sobre el boom de los SPACs, que es una elección muy popular actualmente para que una empresa cotice en la bolsa de valores por primera vez. Mencionamos entonces que los SPACs son una alternativa a la manera tradicional de iniciarse en la bolsa: los Initial Public Offerings, o IPOs. 

En esta ocasión, vamos a hablar mucho más sobre los IPOs sin que el objetivo sea seguir comparándolos contra los SPACs.

¿Qué es un IPO?

Un IPO (Oferta Pública Inicial, OPI, en español) es el proceso tradicional en el que una empresa privada decide volverse pública y cotizar en bolsa. Su historia se remonta a la primera acción pública, realizada por la empresa naviera Dutch East India Company a mediados del siglo XVI. Desde entonces, las IPOs se han usado para que las empresas levanten capital de inversionistas externos mediante la emisión de acciones de pertenencia pública. 

Por “volverse pública” me refiero a dos cosas:

  1. Que la empresa vende una parte de su capital al público externo a cambio de financiamiento.
  2. Que el involucramiento de estos inversionistas externos le exige a la empresa hacer públicos sus resultados financieros y transparentar sus procesos. 

El proceso de un IPO es bastante largo; puede tardar entre seis y dieciocho meses, dependiendo de cada compañía. Inicia con la evaluación de los especialistas financieros (underwriters) que a partir de auditorías, revisión del historial financiero y background general de la compañía, presentan propuestas y montos de valuaciones de la empresa, además del tipo de activo que se emitirá con el IPO (deuda, patrimonio, etc.), la cantidad de acciones, el precio de la oferta inicial y el tiempo para salir a bolsa. 

Algo importante también es que este análisis previo debe mostrar que el IPO va a maximizar los retornos de los inversionistas iniciales y que el capital obtenido en el mercado de valores será mucho mayor al de cualquier otra alternativa. 

Después de este extenso paso y de llevar a cabo toda la documentación requerida por las autoridades financieras correspondientes, como la SEC en EE.UU. –además de cubrir los altos gastos que genera todo este proceso–, se crea una junta de consejeros que asesorará a la empresa cuando sea pública. 

Una vez que el IPO se concreta oficialmente –en tiempos pre-Covid, este era el momento del famoso campanazo en el piso de trading de las bolsas de valores–, las acciones comienzan a cotizar normalmente. En México, a estas empresas se les llama emisoras. 

¿Por qué una empresa elige sacar un IPO?

Son varios los factores, aunque el principal es el timing. La empresa debe estar en el momento correcto para decidir ser financiado por el público y no por inversionistas privados o por el dinero propio de los fundadores. Para empezar a considerar una IPO, una empresa usualmente está en todas o la mayoría de estas situaciones:

  • Un tamaño considerable que indique expansión o crecimiento
  • La necesidad de tener un financiamiento consistente y a largo plazo
  • Validación de su modelo de negocio, indicada por la valuación de la compañía (aunque no necesariamente implica que sea rentable)

Como ya mencionamos, la compañía debe tener la mayor certeza posible de que una IPO es su mejor alternativa y que va en línea con sus objetivos a largo plazo, así como con las intenciones de sus inversionistas.

¿Cómo se han comportado los IPOs recientemente?

Su popularidad como herramienta de financiamiento depende mucho de cada país. En EE.UU. –que tiene el mercado bursátil más importante del mundo por la cantidad de activos que maneja y los inversionistas que atrae–, el que una empresa se vuelva pública es prácticamente un ritual corporativo que señala crecimiento y permanencia. 

Basta con ver que un IPO es un milestone para empresas relativamente jóvenes. Facebook salió a bolsa en 2012, solo ocho años después de ser creada. A la fecha, casi todas las startups que se han vuelto indispensables para la vida cotidiana ya son públicas: Twitter (sacó su IPO en 2013), Uber (2020), Airbnb (2020), Snapchat (2017), e incluso Bumble (2021). Además, EE.UU. tiene varias bolsas de valores, siendo el New York Stock Exchange (NYSE)  la más grande en cuanto a empresas enlistadas y capital manejado, y el NASDAQ la bolsa más enfocada en industrias de tecnología.

El boom de los IPOs también suele ser cíclico. Desde el boom del dot-com a finales de los 90, la cantidad de empresas que salen a bolsa ha disminuido y aumentado conforme se ha comportado la economía estadounidense. 

En 2008, por ejemplo, año de la crisis hipotecaria que derivó en una depresión económica, solo se llevaron a cabo 57 IPOs; el número más bajo en más de veinte años. En 2020, contrario a lo que uno pudiera pensar debido a las consecuencias de la pandemia, hubo 407 IPOs: casi el mismo número que hubo cuando se crearon las primeras empresas de internet a finales de los años 90. 

Además, EE.UU. es un país de enormes capitales institucionales e individuales, lo cual es sinónimo de más inversionistas dispuestos a participar en las acciones de empresas públicas. 

Por el contrario, en México se escucha poco sobre IPOs. No hay una sola razón detrás de esto, pero podemos señalar tres factores principales:

  • Tradicionalmente, las empresas más importantes del país iniciaron siendo familiares y no veían necesario salir a bolsa rápidamente para poder financiarse en sus etapas de crecimiento. Es una mentalidad que aún se comparte en muchos círculos de negocios en el país, por lo que, si salen a bolsa, suelen hacerlo ya cuando la empresa está consolidada. Esto se refleja en la cantidad de empresas que cotizan en bolsa: cerca de 150, versus las más de 2,000 que lo hacen en las bolsas de EE.UU.
  • Un reporte de KPMG menciona que la transparencia y rendición de cuentas a la que son sujetas las empresas públicas suele ser un detractor para que más decidan sacar su IPO en el mercado mexicano. 
  • Hasta 2017, solo había una bolsa de valores en el país: la BMV. Una de las razones del surgimiento de BIVA fue, precisamente, la intención de que más empresas tuvieran la posibilidad de salir a bolsa. BIVA ofrece requisitos distintos a la BMV para cotizar, por lo que más empresas ya tienen más alternativas si deciden hacerlo. 
  • El mercado de capital privado en México apenas va despegando. Entre 2009 y 2019 ha tenido una tasa de crecimiento anual del 15,6%, con más participación de fondos de inversión, mayor educación financiera para inversionistas individuales y más empresas interesadas en sacar su IPO como medio de capitalización. 

¿Cuáles son 3 de los IPOs más importantes?

En mi opinión, estas son las que hay que conocer tanto por el monto con el que salieron como por la relevancia histórica que representan:

  1. MercadoLibre

Año: 2007

Total recaudado por la IPO: $40,6 mdd

Indice: NASDAQ

La empresa argentina de e-commerce fue la primera latinoamericana en cotizar en el índice NASDAQ. Lo logró a escasos 8 años de haber sido creada, lo cual marcó un hito para las empresas regionales, especialmente de tecnología. 

  1. Alibaba Group

Año: 2014

IPO: $25,000 mdd

Indice: NYSE

El IPO más grande de toda la historia sin duda le pertenece al gigante chino de e-commerce.

  1. Uber

Año: 2020

IPO: $8,100 mdd

Indice: NASDAQ

Lo importante de Uber es que a pesar de todo los problemas de management que arrastraba y de que su modelo de negocio aún no comprueba su rentabilidad, su IPO fue una de las más anticipadas en la historia de EE.UU.

Lo más relevante de todo esto es entender el proceso detrás de los IPOs e intentar fomentar que cada vez existan más en el país, en la región y en el mundo, ya que esto le da acceso a millones de personas a poder invertir en estas empresas y a las empresas en lograr financiarase.  El circulo virtuoso que esto genera ha sido el motor de la economía y por ende de la humanidad. Si queremos seguir progresando, necesitamos seguir fomentando estos mecanismos.

Y por qué no, soñar con hace un IPO… algunas cosas tienen que ser creídas para ser vistas.

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