En este espacio ya hemos explorado el potencial que puede tener la industria de crypto en términos de un “internet de valor” y por qué Bitcoin debe verse bajo la óptica de una reserva de valor global. Siguiendo con el tema, en esta ocasión vamos a hablar sobre Ethereum, el principal protagonista de los blockchains conocidos como “de propósito general”.
¿Qué es Ethereum, cuál es su importancia para el ecosistema crypto y por qué puede convertirse en la supercomputadora global? Empecemos por lo más sencillo. Si respondiera un experto, diría que Ethereum es una plataforma de código abierto (open source), capaz de programar contratos inteligentes y construida con la arquitectura de blockchain debido a su naturaleza descentralizada. Esto significa que al no existir una entidad central de la cual dependa su funcionamiento, técnicamente cualquier persona u organización puede acceder al blockchain desde cualquier lugar del mundo, ejecutar el código de Ethereum y correr aplicaciones descentralizadas sobre esta plataforma.
La capacidad que tiene el blockchain de Ethereum para programar contratos inteligentes es lo que lo vuelve parte de la llamada Segunda Generación de blockchains. La Primera Generación, a la que pertenece Bitcoin, sólo es capaz de documentar transacciones.
Al igual que Bitcoin, actualmente Ethereum funciona a través de una red de mineros, quienes básicamente representan a computadoras que ejecutan código para que el blockchain esté funcionando todo el tiempo. Sin embargo, Ethereum está migrando hacia una red de mineros que funcione con el llamado Proof of Stake (POS) en vez del Proof of Work (POW). Este tema definitivamente merece otro post, pero lo que hay que saber es que el POS opera mediante un sistema de incentivos para los “mineros” o “validadores” mucho más eficiente en términos de energía mientras la plataforma descentralizada va incrementando su escala. (Si habían escuchado que Bitcoin no es amigable con el ambiente porque consume demasiada energía, su modelo de funcionamiento basado en POW es la razón.)
Ahora bien, ¿qué quiere decir todo esto para los mortales?
A menos que tengan conocimiento técnico avanzado, lo que acabo de explicar probablemente no se pueda comprender en términos de la vida cotidiana. Voy a intentar usar términos más sencillos y ejemplos más digeribles para resaltar la trascendencia que Ethereum puede tener en el mundo real. Por eso, elegí tres de las características que considero más importantes sobre Ethereum: los contratos inteligentes, la descentralización y el código abierto.
Contratos inteligentes
Como ya mencionamos, son la característica principal de la Segunda Generación de blockchains a la que pertenece Ethereum. Esto quiere decir que la misma base de datos tiene la capacidad de ejecutar código programado con condiciones simples y complejas mediante el modelo “if this, then that”.
Por ejemplo: si el Barcelona le gana al Real Madrid, Pablo le paga $100 pesos a Javier. Este condicionamiento se puede programar sobre Ethereum, de tal manera que tanto Pablo como Javier depositan $100 pesos en un “contrato inteligente”, el cual lee los resultados del partido y envía los recursos a quien haya resultado ganador según lo que ejecutó el contrato inteligente.
Esto es sumamente interesante por dos razones:
- Se elimina la necesidad de tener un intermediario, como pudiera ser una casa de apuestas en este caso, por lo que se ahorran costos y comisiones.
- El código se ejecuta de manera autónoma a través ede los mineros que están incentivados a través de una comisión que pagan los usuarios por usar la red llamado “GAS” y denominado en “ETH” la moneda de la plataforma.
De esta manera, se pueden programar todo tipo de aplicaciones en Ethereum: desde juegos y redes sociales hasta los famosos NFTs (de los que hablaré próximamente) y aplicaciones financieras. El ecosistema de Ethereum es bastante grande y está compuesto principalmente por casos de DeFi o decentralized finance. Algunas de ellas pueden verse aquí:
Descentralización
Para poder explicar mejor este concepto, voy a usar a Facebook y a la AppStore como analogías. Estas dos plataformas son activos de dos de las cinco empresas públicas más valiosas del mundo: Facebook y Apple. La red social creada por Mark Zuckerberg tiene a casi 3 mil millones de usuarios utilizando sus aplicaciones cada mes. Por otro lado, existen mil 650 millones de dispositivos de Apple activos, de los cuales casi mil millones son iPhones. Además, hay 3,4 millones de apps disponibles para descargarse en la AppStore.
La dimensión de ambas plataformas resulta súper atractiva para cualquier empresa o desarrollador que quiera exponer su producto o servicio a millones de personas. No es coincidencia que empresas como Zynga (¿recuerdas el boom de FarmVille por allá en 2010?) o Fortnite hayan construido sus aplicaciones de gaming sobre Facebook y Apple, pues lo que les importa es llegar a sus enormes audiencias.
Todo bien hasta aquí, excepto que tanto Fortnite como Zynga quedaron restringidas de Apple y Facebook en su momento. Ambas apps estaban ganando tanta popularidad que los dos gigantes tecnológicos las consideraron un riesgo en términos de monetización. Aquí hay dos buenos resúmenes de lo que pasó entre Apple y Fortnite y la batalla de Facebook vs Zynga.
Lo que ocurre con Facebook y Apple es que tienen un “monopolio” sobre los usuarios. Piénsenlo así: para poder descargar cualquier aplicación en el iPhone o en la Mac, primero debe estar disponible la AppStore –y ese filtro es en donde Apple tiene total control en términos de quién puede estar ahí y bajo qué costo. Lo mismo pasa con Facebook, aunque la monetización es distinta (Apple se queda con un porcentaje de las ganancias de las apps de paga o que tienen compras dentro de la app, o in-app purchases). Esto provoca conflictos de interés o situaciones censura con ciertas apps que son demasiado populares, como fue el caso de Zynga y Fortnite, y en consecuencia terminan perjudicando a los usuarios ya que sus apps favoritas desaparecen de las plataformas que más utilizan.
El célebre mantra de Google es “Don’t be evil” (no seas malvado). El problema no es que las empresas tecnológicas quieran ser malvadas, sino que NO puedan serlo. Y es aquí cuando se vuelve muy interesante la propuesta de los blockchains de Segunda Generación o de propósito general, como Ethereum. Su naturaleza descentralizada evita la censura ya que literalmente cualquiera puede construir sobre su plataforma y acceder a sus millones de usuarios sin el “permiso” de un intermediario. De esta manera, estas plataformas “Can’t be evil”. Gran diferencia.
Esto es una innovación profunda que tendrá un impacto enorme al transformar radicalmente la manera en que estaremos desarrollado tecnología y aplicaciones en el futuro. Cualquier persona desde cualquier lugar del planeta podrá generar aplicaciones sin algún tipo de restricción y las hará disponibles a una red con millones de usuarios sin la necesidad de entidades centrales. La eliminación de intermediarios sin duda provocará un cambio radical que transformará el status quo actual en donde los Facebooks y Apples dominan el mundo tecnológico.
Código abierto (open source)
Se refiere a la capacidad de utilizar y replicar todo el código de una plataforma. Esto quiere decir que literalmente puedes hacer “copy-paste” de todos los recursos que se encuentran disponibles en ella. El código abierto no es una innovación reciente; existen grandes corrientes y comunidades de código abierto que funcionan desde hace años, como el software LINUX y algunas aplicaciones que se montan en Android ya que Google decidió abrir su código con el proyecto AOSP hace algunos años. Sin embargo, la enorme mayoría del código del mundo sigue siendo privado y está en manos de las grandes empresas tecnológicas. Los principales activos de estas empresas se componen en gran parte de su propiedad intelectual, que radica en el código, información y bases de datos.
Lo interesante sobre blockchains de propósito general como Ethereum es que, para estos, tener código abierto no es una opción, es una condición. Para poder usar estas tecnologías, por definición es código abierto. Ahí es donde radica la verdadera innovación, pues la disponibilidad del código abierto permite acelerar la velocidad en la que se desarrollan nuevas aplicaciones. Por eso, el valor que tendrán plataformas como Ethereum será muchísimo mayor al que tienen empresas tecnológicas tradicionales. En este artículo hablo más sobre esta caracteristica de construir sobre codigo abierto tambien conocida como “composability”. Impresionante, ¿no crees?
Para dejarte con más ganas de conocer sobre Ethereum, te comparto algunas cifras sobre esta red, que además ha estado creciendo de manera exponencial en lo que va del año.
- Usuarios en Ethereum (en términos de direcciones únicas): 150 millones
- Transacciones diarias sobre ethereum: 1.52 millones
- Nodos validadores: 8,035
- Aplicaciones descentralizadas: 2,883
- Ethereum es el proyecto open source con más developers del mundo
- La red de Ethereum genera muchos más ingresos para los mineros que Bitcoin
- Ethereum procesa más transacciones en valor que PayPal
- Repositorios de código de Ethereum en Github: +51,000
- Valor transaccionado en la plataforma durante el primer trimestre de 2021: $1.5 trillones de dólares
Ethereum ya vale más que todas estas empresas financieras globales:
Current valuations:
Ethereum: $400 billion
Bank of America: $360 billion
Mastercard: $372 billion
PayPal: $296 billion
Wells Fargo: $193 billion
Citi: $155 billion
Goldman: $130 billion
Amer Express: $126 billion
UBS: $60 billion
Barclays: $42 billion
Deutsche Bank: $29 billion— Jon Erlichman (@JonErlichman) May 7, 2021
Y por último no podía faltar la gráfica del precio de “ETH” la moneda de la red de Ethereum, que parece reconocer el potencial que tiene esta plataforma:
Los blockchains de propósito general pretenden convertirse en estas supercomputadoras o plataformas globales sobre las que se ejecuten todas las aplicaciones del futuro. El sueño es gigantesco y el potencial también. En parte, eso es lo que explica por qué su precio recientemente ha tocado máximos históricos. El potencial es gigantesco, pero cómo en todo en la vida… el tiempo dirá.
Gracias a Allan Cassis, Renato Carregha & Diego Pérez Manauta por su ayuda en la edición de este post.
1 comentario en «Ethereum: La supercomputadora global»
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