Lecciones de Grandes Inversionistas Vol. IX: Sam Altman

Javier Morodo

Para todos los que están atentos al mundo del emprendimiento, el nombre de Sam Altman es toda una institución. No es para menos, pues este inversionista estadounidense es parcialmente responsable del boom de las inversiones en empresas tecnológicas que surgió hace unos 10 años y sigue muy vigente.

En 2011 Altman se convirtió en socio principal de Y Combinator, la célebre aceleradora de startups fundada por Paul Graham. Actualmente es CEO de OpenAI, una organización destinada a promover una inteligencia artificial ética y en beneficio de la humanidad. 

Su portafolio personal como inversionista ángel incluye a empresas como Airbnb, Stripe y Asana. En su carrera ha realizado 66 inversiones en total, de las cuales 14 han tenido exits. Se estima que su riqueza supera los $200 millones de dólares (mdd). Y tal vez lo más sorprendente de su carrera es que es muy joven: recién cumplió los 36 años en abril pasado. 

Su transición de founder a inversionista ocurrió muy rápido. En 2005 cofundó Loopt, una red social basada en la geolocalización de los usuarios. La empresa fue adquirida por Green Dot Corporation por $43.4 (mdd), lo cual hizo de Altman un multimillonario antes de haber cumplido 20 años. 

Pero su misma juventud ha resultado clave para el tipo de empresas en las que ha invertido. Su crecimiento como inversionista ocurrió al mismo tiempo en que ciertas tecnologías comenzaron a masificarse: los teléfonos móviles, las apps de e-commerce, el 4G que permite una navegación más rápida y con más datos, etc.

Esto hace que Altman parezca ser es el gurú del emprendimiento. Desde su época en Y Combinator ha compartido consejos sobre cómo tener éxito con una startup. En sus videos de YouTube, su blog personal y otras fuentes de contenido escuchamos sus principales lecciones: debes crear un producto lo suficientemente bueno que una persona lo recomiende a sus amigos; se debe conocer bien cuál es la ventaja competitiva de la empresa; ninguna startup debe perder momentum… etcétera. 

Sin embargo, estas mismos consejos también ofrecen una mirada hacia su visión como inversionista. Todas estas características de las buenas startups son un gran insight sobre lo que Altman toma en cuenta para invertir. Aquí hay un breve resumen de las principales lecciones que su experiencia le deja a otros inversionistas:

  • Apuesta por el crecimiento exponencial. Invertir tiempo y recursos en ideas que nos apasionan es bueno, pero es todavía mejor si esas ideas caen dentro de los sectores que están a punto de crecer exponencialmente. Al respecto, Altman ha dicho que “mucha gente se deja consumir por oportunidades lineares. Hay que  estar dispuesto a dejar ir oportunidades pequeñas con tal de enfocarse en cambios potencialmente transformadores.”
  • Tu salario no te hará rico, pero poseer cosas sí. En vez de solo vender tu tiempo a cambio de dinero, deberías ser dueño de algo que se aprecie con el paso del tiempo: alguna propiedad, un negocio, ideas que permitan tener propiedad intelectual, etcétera. Quizás una de las creencias más dañinas que nos crea la sociedad es la de un salario elevado como sinónimo de riqueza. Siempre puedes perder tu trabajo, pero es más difícil perder una casa, por ejemplo.
  • No hay que confiar en quien asegure tener todas las respuestas. Según Altman, lo que hace a un excelente inversionista es identificar y apoyar a gente talentosa, inteligente, creativa y que piensa de manera original. Uno no puede creer ser la persona más inteligente todo el tiempo; hay que confiar en el potencial y colaboración de los demás.
  • Busca el poder del compounding en todo. Altman ha hablado extensamente sobre la necesidad de ponerse a sí mismo en una curva de crecimiento exponencial. Propone, por ejemplo, que todos deberíamos apuntar a tener una carrera con efecto compounding porque la gran mayoría crece de manera lineal. Es decir, elegir una vida profesional en la que no te tardes veinte años en cambiar de posición o en crecer. Además, el inversionista propone dedicarle más tiempo a pensar en un espacio de tiempo lo más lejano a nuestra realidad actual. “En un mundo donde casi nadie toma realmente una perspectiva a largo plazo, el mercado premia generosamente a los que sí lo hacen.”

Así que si creías que el éxito de los inversionistas eran sus años de experiencia, Sam nos demuestra lo contrario, a invertir se ha dicho.

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